Carlos Sevilla Peris
“ETA no cejará en su esfuerzo y lucha por impulsar y llevar a término el proceso democrático, hasta alcanzar una verdadera situación democrática en Euskal Herria”. El último párrafo del comunicado, en el que la organización armada anunciaba un alto el fuego que le reclamaban los firmantes de los acuerdos de Gernika y Bruselas, ha dado lugar a distintas interpretaciones. Mientras la izquierda abertzale cierra filas y lo considera un paso muy importante, otros sectores, que no niegan su relevancia, piden anuncios de más alcance. Por su parte, Gobierno, PSOE y PP no han abierto vías para la resolución del conflicto.
Después de declaraciones anteriores similares, y sobre todo del último proceso frustrado de 2006, el alto el fuego de ETA, firmado el día en que miles de personas pedían el acercamiento de presos en Bilbao, llega a un escenario político donde los actores mueven poco sus posturas. El PSOE y el Partido Popular insisten con el Gobierno español en esperar un comunicado en el que ETA anuncie su disolución, una salida utópica para muchos después de 50 años de actividad. Comprendiendo el escepticismo “dada la experiencia de procesos anteriores”, el periodista Mariano Ferrer cree que esta reacción también responde “a tomas de posición muy consolidadas y muy interesadas en que esto, o no se solucione ahora, por la proximidad de las elecciones municipales y forales, o se solucione de una manera que debilite y no fortalezca al nacionalismo”.